En otras ocasiones ya hemos abundado en el peligro de una comunicación que busque satisfacer los intereses y objetivos de las personas para las que trabaja, o los intereses personales del propio comunicador. El peligro es evidente: la verdad de lo que se comunica deja de ser el centro de la comunicación, y pasan a serlo unos intereses económicos o ideológicos. En esta misma linea: "Es evidente que en el centro de cualquier reflexión seria sobre la naturaleza y el propósito de la comunicación humana debe haber un compromiso con las cuestiones de la verdad. Un comunicador puede intentar informar, educar, entretener, convencer, consolar, pero el valor final de cualquier comunicación reside en su veracidad." Me parece que la pasión por la verdad está íntimamente unida a la vocación periodística, ya lo decía Kapucinski "los cínicos no sirven para este oficio": el buen periodismo "llena", satisface, tiene una belleza que sin duda no posee el cinismo... Cosa distinta es estar a sueldo en un gran grupo de comunicación para emitir mensajes, o cobrar por transmitir una ideología. Es indudable que esto también puede satisfacer, pero de otra manera...
martes, 27 de mayo de 2008
Pasión por la verdad
Publicado por Jordi Pujol Soler en 11:31
Etiquetas: comunicación, cultura, ética, manipulación, Periodismo, tendencias
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario