La interactividad de la televisión utilizada como instrumento para que el telespectador adopte una postura de “juez”, sobre casos, actitudes, situaciones, personas. De modo que –con gran éxito de audiencia- se difunde una mentalidad de ordalías democráticas , donde lo que opine la mayoría en un preciso instante (o lo que se logra hacer creer que piensa la mayoría) sería ipso facto una verdad absoluta, con un valor agregado de ley.
Gianfranco Bettetini y Armando Fumagalli, Lo que queda de los medios
lunes, 3 de diciembre de 2007
La Tele Verdad
Publicado por Jordi Pujol Soler en 10:08
Etiquetas: comunicación, ética, Televisión
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